Publicado el 4 sep. 2016
Llevemos en el corazón la sonrisa de la Madre Teresa y donémosla a quien encontramos en nuestro camino, en especial a los que sufren. Abriremos así horizontes de alegría y esperanza a toda esa humanidad desanimada y necesitada de comprensión y ternura. Fue el mandato del Papa Francisco al concluir su homilía en la Misa de canonización de la Madre Teresa de Calcuta. Ante más de cien mil fieles de tantas partes del mundo, entregó a los voluntarios el modelo de la infatigable misionera de misericordia que derramó el amor gratuito sin distinción de lengua, cultura, raza, religión:
Se comprometió en la defensa de la vida, proclamó sin cesar que «el no nacido es el más débil, el más pequeño, el más pobre». ...
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